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Bangkok

กรุงเทพ มหานคร อมรรัตนโกสินทร์ มหินทรายุธยามหาดิลก ภพนพรัตน์ ราชธานีบุรีรมย์ อุดมราชนิเวศน์ มหาสถาน อมรพิมาน อวตารสถิต สักกะทัตติยะ วิษณุกรรมประสิทธิ

“Ciudad de ángeles, la gran ciudad, la ciudad de joya eterna, la ciudad impenetrable del dios Indra, la magnífica capital del mundo dotada con nueve gemas preciosas, la ciudad feliz, que abunda en un colosal Palacio Real que se asemeja al domicilio divino donde reinan los dioses reencarnados, una ciudad brindada por Indra y construida por Vishnukarn.”

21 de octubre de 2014

Día 1: Media noche del primer día en este país que siento me va a impresionar y marcar hasta puntos no esperados. También es cierto que vengo sin expectativas enormes, para así sorprenderme más.
Tras unas 19 horas de viaje, dos noches sin dormir, 3 aviones, 4 países, 5 horas de diferencia y más de 13.800 kilómetros recorridos nuestros pies pisaban suelo Thai, o suelo “libre”, que es exactamente lo que significa Tailandia (tierra libre), sobre las 7 de la mañana hora local. Hay que remarcar que salíamos de casa de 20 copas en Madrid sobre las 01:00 del 20 de octubre. Nada dormíamos en Madrid, poco en el avión y menos a la llegada, con los que nuestras piernas flaqueaban en los primeros pasos a este lado del mundo.
Un pequeño grupo de spanish juntábamos en el aeropuerto internacional de Mombai, que más parecía un museo con sus suelos enmoquetados hasta perder la vista, con sus paredes recargadas de bustos y figuras budistas y sus techos engalanados de hermosas lámparas metálicas color ocre. El paso de la aduana y recogida de nuestras bellotitas (las mochilas embaladas que más parecían jamones de bellota) eran arduos, pero al verse sentado en un taxi público con un mini thai con mascarilla intentándonos timar (pedía 500 THB por el trayecto cuando al final hemos pagado honradamente unos 350), la sensación de inicio comenzaba, ya estábamos iniciando nuestro viaje.
Siempre tengo esa pequeña congoja, sentimiento de agonía que antecede a un viaje, que me deja inseguro, que me llena de dudas. Esta vez pronto se ha disipado.
Khao San Road, también llamada la calle de los mochileros, de buena mañana estaba desangelada como ella sola, sucia y calurosa, húmeda, nada que ver con la marabunta con la que nos acabamos de encontrar, una auténtica locura de desenfreno, música y exotismo a partes proporcionales. Pero de ello hablaré más adelante.
Antes es mejor mencionar nuestro primer monumento visitado, y vaya con el que hemos comenzado! 500 THB para ver el Phra Borom Maha Ratcha Wang (พระบรมมหาราชวัง en tailandés, intenta descifrarlo) más conocido para nosotros como el Gran Palacio real de Bangkok, el monumento más visitado en Tailandia, principalmente por su buda de esmeralda, uno de los fetiches de la tradición budista thai.

SONY DSCMonjes budistas paseando por el recinto del Gran Palacio.

SONY DSCDetalle de los tres grandes edificios del Gran Palacio.

Un conjunto de templos que a los ojos de un occidental, más acostumbrado a ver grandes catedrales de piedra y vidriera, sorprendía de sobremanera con su recargada decoración en oro. Precioso se queda poco, aunque no tenía entendido que eran igual o más ostentosos los lugares santos budistas que los católicos. Estatuas, dioses, semidioses, pinturas al más mínimo detalle, todo sorprendía en ese enorme recinto del que hemos tardado en salir.
Nuestros cuerpos pedían reposo, y la lluvia que arreciaba pedía recogimiento, con lo que una gran siesta nos esperaba en nuestro green house hostel, en una calle paralela a la gran Khao San Road pero más calmada. Personalmente recomiendo mucho más alojarse en esta calle, llamada Ram Buttri street, calle con restaurantes y bares donde calentar antes de pasarte a la gran Khao San. En el hostel, un cuadrado de cuarto con dos camas y aire acondicionado (BASTA, y basta es no más) será nuestro hogar por los próximos 3 días.

La tarde ha sido productiva: el centro comercial MBK, el barrio de Chinatown y un masaje tailandés. Al primero llegábamos desde casa en taxi por unos míseros 71 THB (al cambio son 1,80€ por casi 20 mins de viaje). Una enorme mole comercial de 7 pisos y miles de pequeñas tiendas de todo tipo, olor y color, donde nos ha dado hasta para echar una partidita al PES. Queríamos también salirnos del renglón, no seguir todo al pie de la letra, por lo que andábamos hasta Chinatown a pie, unos 45 mins. Es en esos momentos cuando descubres la verdadera ciudad, la verdadera Bangkok, sus casas, sus calles sucias y húmedas, pequeñas bellezas escondidas y te alejas de lo “turístico”, te vuelves normal, no un atontado guiri que dice no o sí a todo lo que se le ofrece, sin apenas reflexionar.

SONY DSCTrafico incesante en la zona comercial de la ciudad.

Chinatown nos daba de comer la verdadera comida china y no lo que comemos en España. Un plato de pato y arroz con un zumo de crisantemo por unos 100 THB. Y para finalizar, hemos conseguido hacernos un buen masaje de media hora en ese mismo barrio sin que nos la chuparan. Y eso que lo han intentado a las duras y a las maduras. Toquiteos, miradas, explicaciones para un happy ending que no ha llegado. Por lo que otros 100 THB por una buena rotura de espalda. Gran masaje, eso sí. Los tuktuks te llevan y te traen por más precio que los taxis, si no sabes regatear. Si eres bueno, te recorres la ciudad en la parte trasera de una moto a toda velocidad (parece que vas a morir en cada curva, como aquella) por menos de un euro.

Asia y sus asiáticas, sus sonrisas y sus ojos, me estáis molando. Veamos que excentricidades nos ofrece la noche tailandesa.

SONY DSCYo conduciendo un tuk tuk con clientes detrás.

22 de octubre 2014

Día 2: Las lluvias monzónicas, los taxistas que no te cogen si les obligas a poner el taxímetro, nuestras rodillas y pies de cuarentones y nuestro inglés patatero no nos han impedido disfrutar de un día más que completo por las calles de Bangkok, calles que nos han acogido por más de 12 horas.
De buena mañana (para un estudiante, las 10:30) salíamos a la jungla de asfalto tailandesa y ya hacía un calor de cojones. La humedad es horrible, la espalda te chorrea a los 10 metros y el sol pega como en los monegros un 15 de agosto.
Como nos gusta castigar piernas y aquello de andar sin ton ni son, buscábamos un camino alternativo para bajar a nuestro primer objetivo: el templo Wat Pho. Es precisamente cuando te mueves sin saber muy bien por donde, sin buscar nada en concreto, cuando encuentras las cosas más interesantes y sobretodo, las más auténticas del lugar. Por las calles pegadas al río Chao Phraya nos hemos topado con la universidad Thammasat, donde para resumir, todo era muy…asiático, al rollo Doraemon. Pero sus calles aledañas albergaban una pequeña sorpresa, un enorme, poco conocido y enrevesado mercado de bisutería y pequeñas joyas que en el google maps se llama butterfly amulet. Al lado también, el templo Wat mahathat yuwaratrangsarit, repleto de estatuas de buda en oro, y en el que los únicos no budistas allí éramos nosotros. A mí eso siempre me gusta, ya que encuentras las cosas tal y como son, auténticas. Es en esos sitios donde te conviertes en un auténtico viajero, un visitante, y no un mero turista que sigue las guías al pie de la letra, sin salirse se lo «establecido».
El buda inclinado nos esperaba previo pago de 100 THB, con botellín de agua incluido y todo. Uno de los monumentos más visitados de Tailandia y presente en todas las guías mundiales como un de los elementos religiosos indispensables a visitar en todo el planeta. Everybody va a visitar el Wat Pho por la estatua de 46 metros y 15 de alto que apenas entra en su envoltura (el edificio en sí). Y verdaderamente impone. Pero lo que poca gente sabe es que dicho buda se encuentra en uno de los recintos religiosos más impresionantes que jamás he visto. Más de 1.000 réplicas de buda recubiertas en oro, unos cientos de estatuas chinas que custodian cada puerta, y que resulta eran lastres de los antiguos barcos comerciales chinos (menudos lastres, ya me llevaba uno yo pa casa). También dentro del recinto se sitúa la universidad más antigua de Tailandia, donde también imparten lecciones de masaje, no será un mal sitio para dejarse tocar…Música religiosa por todo el recinto, budas everywhere y unos 6-7 templos de diferente calibre de una belleza considerable. Una pasada oiga.

SONY DSCDetallistas al máximo en el Wat Pho, templo del buda inclinado.

Y justo al lado, en el pequeño embarcadero cercano al mismo templo, la posibilidad de pasar el río por unos míseros 3 bats, para dejarte en otro de los intocables de Bangkok: el Wat Arun. Allí, por unos 50 THB se pueden ver unas muy buenas vistas del Bangkok antiguo. El templo no es como los demás, una edificación en forma piramidal en la que no se puede penetrar, sino que se suben las escaleras más empinadas del mundo hasta una altura considerable. Considerable para una buena calada. A eso de las 14:30 ha empezado a caer como en el diluvio de Noé, suerte que cerca teníamos el embarcadero y un restaurante en el mismo río. Creo que nos vamos a hartar de arroz, noodles y pollo…

En ese mismo embarcadero que valía para todo (lo mismo te coges un barco, comes, te compras un souvenir o le prendes fuego) se coge el barco-bus que te lleva hacía el sur por todo el río por 15 bats de mierda, eso si pagas, porque casi rogamos para pagar.
Parar sin querelo en una parada antes nos ha dejado ver una zona muy cuca de la ciudad. Una zona mucho más desarrollada, más limpia y ordenada, salvo por la inmensidad de cables que pueblan todas las calles de este país, eso no cambia. Desde allí hasta la zona de los centros comerciales, pasando por Sala Daen una inmensidad de rascacielos de un calibre bíblico (al menos para mí, poco acostumbrado a esos edificios mastodónticos) emergen de los pantanosos subsuelos Thai.

SONY DSC SONY DSCCalles típicas de la ciudad de Bangkok

Skytrain o tren por el cielo, que más me recuerda a Chicago y su tren elevado (un juego de El padrino que me marcó, cosas de frikis). Hacíamos parada para estirar en el Lumphini Park, el hyde park o central park tailandés. Repleto de los sonrisitas haciendo coreografías perfectas (estos asiáticos para eso son la leche) y de lagartos saliendo de las aguas. Muy curioso oiga, muy de Frank of the jungle. Otro paseaco hasta el Central World Plaza, el centro comercial más grande del mundo mundial, o el más grande que he visto. Todo muy futurista para un jarrero de pueblo como yo. Aquí abundan más las tiendas típicas de un centro comercial europeo, no como en el MBK que visitamos ayer. Y unos restaurantes…daban ganas de comerte a tu propia madre si te la cocinan allí. Los precios son también del continente de tu madre.

Aquí ha sido algo más duro el regateo con los tuktuks y los taxis. Los tuktuks pedían precios enormes y los taxis no querían cogernos encendiendo el taxímetro. Pero todo es insistir. Y sobre todo, jamás perder la sonrisa, no enfadarse en el regateo, es un juego. Siguiente parada: Patphong market. Allí donde los pingpong shows y los bares de ladyboys, putes, etc. Pero no íbamos a eso. Ni mucho menos pretendo fomentar el turismo sexual que tanto vende este país, que tanto atrae, y que tanto daño hace. El hecho de ver niñas en tanga y minibikinIs saliendo de bares de barras, causa una tristeza infinita. Y digo niñas porque no aparentaban más de 15 años. Muy triste todo. Que te da la tentación de buscar a las mayores de edad, pues no digo que no, pero ni mucho menos concordaré con mis principios si hago eso, por lo que el NO es claro. Por lo demás, falsificaciones, souvenirs, todo embotado en dos calles que sinceramente, poco nos ha sorprendido. Así que vuelta a casa, pequeño masaje de pies de media hora por 120 THB que te deja como nuevo y al hogar, al cuadrado a planear el día de mañana, que tendrá, cuanto menos, que igualar al de hoy. Nos comemos Tailandia.

24 Octubre 2014

Día 3: Ayer no pude escribir en el PC del gremling, por lo que debo relatar mis pensamientos sobre lo ocurrido ayer en Bangkok desde la vecina Ayutthaya, descansando con una buena Chang en mis manos, esperando un tren que nos lleve al norte. Tras un breve escarceo de compras por “el barrio”, nuestros propios tuk-tuks (pierna izquierda y pierna derecha) nos llevaron al standing buda, o Wat Intharavian, un buda elevado de 36 metros de altura poco visitado por los tourist y a solo 15 mins del barrio, en la zona de Pha Nakhon. Menuda la fascinación que tienen aquí con el oro. Todo está recubierto de oro. Incluso, como ya hemos llegado a comprobar muchas veces, una de las ofrendas consiste en pegar unos papelitos con pan de oro (o algo así) en las estatuas del buda concurrente más cercano donde más gustes.

Buda de pie SONY DSCBuda levantad y templo colindante con un servidor de fotógrafo.

Tras este enorme buda (Big budaaaaaa, que dicen ellos), proseguimos la pateada por, como de costumbre, calles y aceras donde apenas pasan dos personas a causa de los tropecientos y más puestos de comida, bebida, mudas, camisetas, ropa en general, vasijas y baratijas, souvenirs y regalos, que pueblan TODAS las aceras tailandesas. Más cebado que marruecos oiga. Y esos es mucho decir. A todo esto empezó a llover y en nuestra loca búsqueda de cobijo, sabiendo de las lluvias monzónicas que no paran y no paran, acabamos en la entrada del palacio de verano del supremo rey de Tailandia, la obra insignia del rey Rama V en el siglo XIX, es el palacio Dusit, justamente en el día de la memoria del rey actual, Bhumibol Adulyadej. Toma jeroma. No le vimos, pero comimos de gratis. Más picante que las spice girls, ni dos cucharadas pude dar al arroz con cosas. Aquí es o arroz o noodles con cosas. No, bromeo, conforme avanza el viaje, también avanza el poder culinario de esta gente, todo es saber elegir. Pero si le vimos más tarde en una comitiva de más de 30 coches rojos y mil motos, y un coche clásico, el suyo. Nos hicieron levantarnos y quitarnos la gorra, a poco hasta sonreir y arrodillarnos. El silencio fue sepulcral. El primer fracaso del viaje fue pillar un taxi hasta casa de cristo para ver un museo de anatomía y malformaciones to chulo, pero que no abrió por estar el rey de timba.

SONY DSCLa comida más picante que he probado en mi vida.

Como la lluvia no cesaba nos fuimos a jugar al PES. Como en casa oiga. En el centro comercial MBK existe, a parte de más de 700 puestos de falsificaciones y de tecnología que te cagas por la pata de abajo (no, seriamente, muy digno de ver), un local donde por 20 bats la media hora te echas una partidita al PES 2012. No sin antes darnos un voltio por la zona más desarrollada arquitectonia y tecnológicamente hablando que he visto nunca. Nada que ver con la Europa conocida. Son el MBK, el central World plaza y el Siam Parangon, con todos sus aledaños atestados de restos y puestos de ropa, boutiques, etc. Un agobio la cantidad de gente, pero hay que ir. EL MBK es tan cojonudamente grande que tardamos cerca de una hora en encontrar lo que ya sabíamos donde estaba.  Mi cabeza está loca, se me olvida que estuvimos en uno de los monumentos más significativos de Bangkok, The gold mountain, la montaña dorada, o de oro, un templo llamado Wat Saket en lo alto de un monte con unas vistas de los rascacielos y la zona antigua bastante espeluctantes. Si todo es en oro, este es el doble. El templo al lado del monte dorado, el Wat Ratchanatda, que nos faltó el selfie con los monjes saolín, es muy chulo pa ver de noche.

WatMagnífico templo de madera, el Wat Ratchanatda.

Queda un pequeño detalle, para los golosos. Para los curiosos, para los de estómago fuerte. Es el museo Siriraj. Situado en el mismo Hospital Siriraj, se trata de un museo médico sobre las víctimas del tsunami que arrasó las costas del suroeste tailandés (además de muchas otras) y sobre, cagate lorito, malformaciones congénitas en fetos. Sin duda algo que no se puede ver en cualquier parte del mundo. El museo macabro lo llaman. Y brazos amputados, y órganos vitales con anomalías… 200 bahts la entrada, cierra los martes y está abierto de 10:00 a 17:00. Algo que se sale un poco del renglón, es interesante de ver, y no encontrarás en muchas guías turísticas. De nada.

Bangkok es un mundo en sí misma. Una selva urbana en la que perderse y disfrutar del contraste con nuestra cultura occidental. Muchos dirán que está sucia, contaminada, que huele a cloaca, que es un caos. Esos serán los pesimistas. Los que como yo, vean en todo lo nuevo algo interesante, chocante, divertido, curioso e incluso muchas veces gracioso. Para aprender de verdad sobre ella, y para organizarte un buen viaje, no dudéis en visitar http://www.mundo-nomada.com/ una página más que completa con artículos sobe todo Tailandia y una guía concreta sobre Bangkok, con todo lo que hay que saber. Y lo que es seguro y está clarinete, es que en un viaje por todo Tailandia, lo primero que hay que ver es Bangkok, porque lo que os queda por descubrir es…de aupa colegue.

ชีวิตบีบ, para los ignorantes se lee Chīwit bīb. Para los novatos, ¿Qué va a significar? ¡Exprime la vida!